miércoles, 18 de febrero de 2015

Bertolt Brecht: “luchar contra el fascismo es luchar contra el regimen de propiedad capitalista”

 
El fascismo no es, como tanto intentan hacernos creer, una explosión de salvajismo aleatorio, un grupo de hombres que se vuelven locos y deciden tomar el poder pisoteando a quien se ponga por delante. Eso, en todo caso, son sus consecuencias, no sus causas.
En 1935, como respuesta al auge del terror fascista en toda Europa, de su violencia metódica contra
los trabajadores, contra las otras razas, contra la cultura, los intelectuales, unidos en la Asociación de Escritores Revolucionarios, deciden hacer algo para enfrentarlo, celebrándose el 21 de junio de 1935 en la Sala de la Mutualité, en París, el Primer Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, inspirado en el Primer Congreso de Escritores Soviéticos que se había efectuado en ectúa en agosto y septiembre de 1934 en Moscú.
Al Congreso de París acudirían grandes figuras de la literatura como Romain Rolland, Breton, Eluard, Jean Giono, Ilia Ehrenburg, Alexei Tolstoi, Tristan Tzara, el español Álvarez del Vayo (que fue en sustitución de Valle-Inclán, enfermo) y otros.En el congreso se adoptaron algunas decisiones, como fue la obligación del escritor de comprometerse con la defensa de la democracia y la cultura, apoyar la formación de Frentes Populares, y formar una asociación que fuera la parte intelectual de esos Frentes Populares: la Alianza Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que tendría delegaciones en cada país, y que en España daría lugar a la Asociación de Escritores Antifascistas (que sería la encargada de celebrar en Valencia el II Congreso, en 1937, ya en plena agresión fascista contra la República).
De todos los discursos pronunciados en la Mutualité destaca el del gran dramaturgo y poeta comunista alemán Bertolt Brecht, en el cual advertía de que si bien importante era defender la cultura, mucho más era la defensa del hombre, y que no basta con acusar al fascismo y a sus políticas salvajes, sino que hay que buscar su raiz, su causa, cual es la serpiente que puso tal huevo.
“Compadezcámonos de la cultura, ¡pero compadezcámonos primero de los hombres! La cultura estará salvada, si los hombres se salvan” No basta, para Brecht, con intentar salvar la cultura, pues lo que está el juego es la propia humanidad, “¡Camaradas, reflexionamos sobre las raíces del mal!“, exige.
Para Brecth esa raiz, la causa del salvajismo, de las brutalidades del fascismo, están más que claras: el fascismo no es más que una consecuencia del capitalismo, producto inevitable de sus relaciones de producción. Por ello, los intelectuales, como termina el intelectual aleman su discurso, no deben limitarse a hablar y defender la cultura, sino que, arenga, “!Camaradas, hablemos de las condiciones de propiedad!”
Reproduzco algunos del discurso de Bertolt Brecht tomados del libro de Manuel Aznar Soler, I Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (París, 1935),pp. 217-221:
El escritor puede decir: Mi cometido es denunciar la injusticia, y puede dejar a cargo del lector el cuidado de acabar con ella. Pero luego el escritor hará una experiencia singular. Se dará cuenta de que la cólera, como la compasión, es algo masivo, algo que existe en cantidad y puede agotarse. Y lo peor del caso: se agota en la medida en que se hace más necesaria. Algunos camaradas me han dicho: cuando referimos por primera vez que nuestros amigos e
ran sacrificados, hubo un clamor de horror y se ofrecieron muchas ayudas. Entonces hubo cien muertos. Pero cuando fueron mil y la carnicería no tenía fin, cundió el silencio y cada vez hubo menos ayuda. Así son las cosas: Cuando los crímenes proliferan, se hacen invisibles. Cuando las penas se vuelven insoportables, ya no se oyen clamores. Un hombre es golpeado y el espectador de la escena se desmaya. Claro que es natural. Cuando llega el crimen, como la lluvia que cae, ya nadie grita entonces “alto”.
“El escritor puede decir: Mi cometido es denunciar la injusticia, y puede dejar a cargo del lector el cuidado de acabar con ella. Pero luego el escritor hará una experiencia singular. Se dará cuenta de que la cólera, como la compasión, es algo masivo, algo que existe en cantidad y puede agotarse. Y lo peor del caso: se agota en la medida en que se hace más necesaria. Algunos camaradas me han dicho: cuando referimos por primera vez que nuestros amigos eran sacrificados, hubo un clamor de horror y se ofrecieron muchas ayudas. Entonces hubo cien muertos. Pero cuando fueron mil y la carnicería no tenía fin, cundió el silencio y cada vez hubo menos ayuda. Así son las cosas: Cuando los crímenes proliferan, se hacen invisibles. Cuando las penas se vuelven insoportables, ya no se oyen clamores. Un hombre es golpeado y el espectador de la escena se desmaya. Claro que es natural. Cuando llega el crimen, como la lluvia que cae, ya nadie grita entonces “alto”.
… ¿Cómo remediarlo? ¿No existe el medio de impedir al hombre que vuelva la cara ante la abominación? ¿Por qué vuelve la cara? Vuelve la cara porque no ve ninguna posibilidad de intervenir. El hombre no se detiene en el dolor del otro si no puede ayudarle. Uno puede detener el golpe, si sabe cuándo cae y hacia dónde y por qué, y para qué cae. Y si uno puede detener el golpe, si existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de detenerlo, entonces puede sentir compasión de la víctima. De no ser así, también se puede sentir compasión, pero no por mucho tiempo, en todo caso no durante todo el tiempo que silben los golpes sobre la víctima. Por tanto: ¿Por qué cae el golpe? ¿Por qué se arroja la cultura por la borda como un lastre, aquellos restos de cultura que nos quedan? ¿Por qué la vida de millones de seres, de la mayoría de seres, está tan depauperada, despojada, semi o totalmente destruida?
 
Algunos de nosotros responden a esta pregunta diciendo: por salvajismo. Creen estar viviendo una terrible erupción en una gran parte de la humanidad, cada vez mayor, un fenómeno horripilante sin causas aparentes, que aparece de repente y tal vez, es de esperar, desaparezca también de repente, el desbordamiento impetuoso de una barbarie largo tiempo sofocada o adormecida, de naturaleza instintiva.
Los que responde así, se dan cuenta, naturalmente, ellos mismos, de que tal respuesta no alcanza lo suficiente. Y también se dan cuenta de que no se puede dar al salvajismo visos de fuerza natural, de potencia invencible de los infiernos.
Hablan también de negligencia en la educación del género humano. Algo se desatendió en este sentido o no puede hacerse con las prisas. Ahora hay que recuperar lo perdido. Contra el estado salvaje hay que implantar la bondad. Hay que evocar las grandes palabras, los conjuros que ya en una ocasión prestaron ayuda, los conceptos imperecederos: amor a la libertad, dignidad, justicia, cuya eficacia está históricamente garantizada. Y emplean los grandes conjuros. ¿Qué sucede? A la alusión de que el fascismo es salvaje responde éste con el elogio fanático del salvajismo. Acusado de fanático, responde con el elogio del fanatismo. A la imputación de que conculca la razón, condena alegremente la razón.
También el fascismo encuentra la educación descuidada. Espera mucho de una influencia sobre los cerebros y un fortalecimiento de los corazones. A las brutalidades de sus sótanos de tortura añade las de sus escuelas, periódicos, teatros. Educa a la nación entera, y lo hace durante todo el día. No dispone de demasiadas cosas que ofrecer a la gran mayoría, y eso significa tener que educar mucho. Como no proporciona comida, debe educar para la autodisciplina. Como es incapaz de poner orden en su producción y necesita guerras, debe educar para el valor físico. Necesita víctimas, y entonces tiene que inculcar a la gente el espíritu de sacrificio. También ideales, postulados formulados a los hombres, algunos son incluso grandes ideales, grandes postulados.
Bien, sabemos para qué sirven estos ideales, quién educa y a quién será útil esta educación –no a los educados-. ¿Qué ocurre con nuestros ideales? También aquellos de nosotros que ven el origen de todos los males en el salvajismo, la barbarie, sólo hablan, como hemos podido comprobar, de educación, de intervenir en los espíritus –de ningún otro tipo de intervención, sin embargo-. Hablan de educar a la gente para la bondad. Pero la bondad no saldrá a fuerza de exigir la bondad, exigirla bajo todas las condiciones, incluso las peores, así como la brutalidad no puede salir de la brutalidad
Yo, por mi parte, no creo en la brutalidad por amor a la brutalidad. Hay que defender a la humanidad contra la acusación de que sería también brutal, si esto no fuera tan buen negocio; es una tergiversación ingeniosa de mi amigo Feuchtwanger cuando dice: la villanía precede al egoísmo; pero no tiene razón. El salvajismo no viene del salvajismo, sino de los negocios, que sin él no podrían seguir haciéndose.
En el pequeño país del cual procedo, reinan condiciones menos alarmantes que en muchos otros países; pero cada semana son destruidas 5.000 reses de matanza. Es una cosa grave, pero no es una explosión repentina de sangre. Si lo fuera, la cosa sería menos grave. La destrucción de cabezas de ganado y la destrucción de la cultura no tienen sus causas en instintos bárbaros. En ambos casos se destruye una parte de bienes producidos no sin esfuerzo, porque se ha convertido en una carga. (…) En la mayoría de los países de la tierra tenemos hoy unas condiciones sociales en las que los crímenes de toda clase son altamente premiados y las virtudes cuestan mucho: “La buena persona está indefensa, y el indefenso es apaleado, pero con la brutalidad puede uno tenerlo todo. La villanía toma sus medidas para 10.000 años. La bondad, por el contrario, necesita una guardia de corps; pero no la encuentra”.
¡Guardémonos buenamente de pretenderla de los hombres! ¡Y ojalá no pretendiéramos nada imposible! ¡No nos expongamos al reproche de que también nosotros hacemos llamamientos a los hombres para cosas sobrehumanas, esto es que, a base de practicar virtudes sublimes, sobrelleven condiciones de vida horribles que, desde luego, es posible cambiar, pero que no van a cambiar! ¡No hablamos solamente en pro de la cultura!
Compadezcámonos de la cultura, ¡pero compadezcámonos primero de los hombres! La cultura estará salvada, si los hombres se salvan. No nos debemos arrastrar hasta el punto de afirmar que los hombres existen para la cultura y ¡no la cultura para los hombres! Haría pensar demasiado en la práctica de los grandes mercados, donde los hombres acuden para las reses, ¡no las reses para los hombres!
¡Camaradas, reflexionamos sobre las raíces del mal!
Muchos de nosotros, escritores, que viven el horror del fascismo y se horrorizan de él, no han comprendido todavía esta doctrina, no han descubierto aún las raíces del salvajismo que les aterra. Siempre existe en ellos el peligro de considerar las atrocidades del fascismo como atrocidades inútiles. Siguen aferrados a las condiciones de propiedad imperantes, porque creen que, para su defensa, no son necesarias las atrocidades del fascismo. Sin embargo, para el mantenimiento de esta situación son necesarias las atrocidades del fascismo. En esto no mienten los fascistas, dicen la verdad. Aquellos de nuestros enemigos que están tan horrorizados como nosotros de las atrocidades fascistas, pero quieren mantener las actuales condiciones de propiedad o se muestran indiferentes ante su mantenimiento, no pueden hacer una guerra lo bastante vigorosa y duradera contra la barbarie predominante, porque no son capaces de ayudar a sugerir y crear unas condiciones sociales en las cuales la barbarie sea superflua. Pero aquellos que, en la búsqueda de las raíces del mal, han dado con las condiciones de propiedad, han ido profundizando más y más, a través de un infierno de atrocidades cada vez más bajas, hasta llegar al lugar donde una pequeña parte de la humanidad ha anclado y establecido su dominio despiadado. Ha echado el ancla en aquella propiedad del individuo que sirve a la explotación del prójimo y es defendida a ultranza con uñas y dientes, abandonando una cultura que no se presta ya a defenderse o ya no es capaz de hacerlo, abandonando, en fin, todas las leyes de la convivencia humana, por las cuales la humanidad ha luchado desesperadamente tanto tiempo y con tanto denuedo.
¡Camaradas, hablemos de las condiciones de propiedad!
Bertolt Brecht, 23 de junio de 1935, París

15 comentarios:

  1. Angie Mariana Herrera Rojas, TI: 97081111670, HISTORIA DEL SIGLO XX.

    Siendo anti individualista, el sistema de vida fascista pone de relieve la importancia del Estado y reconoce al individuo sólo en la medida en que sus intereses coinciden con los del Estado. Se opone al liberalismo clásico que surgió como reacción al absolutismo y agotó su función histórica cuando el Estado se convirtió en la expresión de la conciencia y la voluntad del pueblo. El liberalismo negó al Estado en nombre del individuo; el fascismo reafirma los derechos del Estado como la expresión de la verdadera esencia de lo individual. La concepción fascista del Estado lo abarca todo; fuera de él no pueden existir y menos aún valer valores humanos y espirituales. Entendido de esta manera, el fascismo es totalitarismo, y el Estado fascista, como síntesis y unidad que incluye todos los valores, interpreta, desarrolla y otorga poder adicional a la vida entera de un pueblo.
    El fascismo, en suma, no es sólo un legislador y fundador de instituciones, sino un educador y un promotor de la vida espiritual. No intenta meramente remodelar las formas de vida, sino también su contenido, su carácter y su fe. Para lograr ese propósito impone la disciplina y hace uso de su autoridad, impregnando la mente y rigiendo con imperio indiscutible.

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  2. ALEJANDRO SALAZAR PÉREZ - CC. 1039461078

    El fascismo se basa en un estado totalitario y todopoderoso que dice tener la voz y el espíritu del pueblo; por esto la población no debe buscar nada por fuera del estado ni estar en contra de este, ya que el estado fascista ejerce su autoridad a través de la fuerza, la presión, la barbarie y la violencia, incluyendo la manipulación del sistema educativo, afectando la cultura y la sociedad.
    El fascismo se propuso como una tercera opción ante el socialismo y las democracias liberales. El fascismo protegía la propiedad privada de los medios de producción, al contrario que el socialismo que apuesta por su eliminación.

    Al realizarse el congreso internacional para la defensa la cultura, Bertlot Brecht hacia énfasis en defender la cultura, pero decía que mas importante era la defensa del hombre y la humanidad, ya que para el la cultura esta salvada si los hombres se salvan, e hizo una afirmación importante al decir que las raíces y causas del salvajismo y barbarie y destrucción de la cultura, asociadas al fascismo, son consecuencias del capitalismo, producto de sus relaciones de producción.

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  3. Juan Emmanuel Zuluaga Salazar; T.I 97030820820 - Historia del Siglo XX

    El fascismo se basa en un estado que domine al pueblo, que se mete en sus almas para que así todos piensen de una manera igual; ante alguna objeción por parte del pueblo, o alguna diferencia el estado acude a la fuerza como manera de controlar a la masa; es aquí donde se hace una fuerte crítica sobre la violencia y la crueldad, sobre el salvajismo. Y es que, como dice el autor, ante pequeños crímenes se hace sentir la voz, pero cuando las atrocidades abundan todos guardan silencio. Dentro de esto, el autor dice que si se salva la humanidad, se salva la cultura, además de esto dice que tanto el salvajismo como la crueldad son frutos de un sistema capitalista; se hace una critica al salvajismo, pero no se entiende cuál es su origen y por qué se presenta; ante esto se encuentra una estrecha relación entre el estado fascista y el sistema capitalista, puesto que el salvajismo surge de los negocios y del egoísmo propio de las personas, siendo los negocios y la propiedad privada los pilares del capitalismo; por ende, cuando se ataca al fascismo por su salvajismo, se está atacando al capitalismo por destruir una cultura, se ataca a los negocios, puesto que de estos actos individualistas surge la barbarie, el salvajismo.

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  4. Gabriel Jaime Graciano Lopera cc 1128419027 Historia del siglo 20

    Desde 1879 con la revolución francesa la humanidad en especial aquella que pertenece a la cultura de occidente ha conocido el impulso y las muchas variaciones del capitalismo hasta hoy en día, en un acto de justificación se habla de los derechos y valores que este impulsa en la sociedad como el caso de la igualdad, la libre expresión, la libertad de empresa y la justicia, sin embargo, no hay nada más lejano a la realidad que esto.
    Han existido movimientos extremistas de las ideas liberales que ha provocado guerras, conflictos tantos internos como externos entre las naciones, a sus habitantes de manera herrada cree que el bien es aquel que hace a unos cuantos felices y los otros (los errados) deben ser castigados por sus ideas, al final todo es una ilusión y todos obedecen a un mismo sistema: el rico puede pisotear al pobre, mientras el pobre cree que ese es el orden natural de las cosas.
    Uno de los movimientos del capitalismo extremo es el fascismo, la superioridad está por encima del resto y no importa a quien se perjudique ya sea raza, condición social, nacionalidad etc. En el mundo del capitalismo el rico es quien gobierna. Estas ideas no fueron compartidas en especial por artistas y escritores ya que tenían un visión más sensible que el resto, pero, su idea solo se limita al rechazo del fascismo y el escritor, dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht de ideas comunistas propone que el problema del fascismo es superficial de carácter superficial, el verdadero problema está en la raíz: en el capitalismo.
    En palabras de Brecht “Muchos de nosotros, escritores, que viven el horror del fascismo y se horrorizan de él, no han comprendido todavía esta doctrina, no han descubierto aún las raíces del salvajismo que les aterra.”
    El socialismo y el comunismo son bien vistas por la cultura occidental, lleva calificativos de ladrones, ignorantes, ateos, paganos y brutos. Sin embargo sus estudios económicos y políticos no tratan de justificar un modelo como el mejor, sino, de manera crítica explicar cómo los modos de producción condicionan el modo de gobernar y plantean una solución, esta solución se opone a los ideales y la esencia del capitalismo: Los ricos por encima de los pobres.
    Para concluir las ideas fascistas no es más que una de las variantes del capitalismo extremo y políticas liberales que sin bien son mal vistas en la actualidad por sus resultados conflictivos, no significa que la humanidad está mucho mejor. El hombre se ha preocupado siempre por atender los síntomas y no por erradicar de raíz la enfermedad.

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  5. Juan Manuel Borda Gutierrez. - CC: 1152460420 - Historia del Siglo XX

    El fascismo en el concepto de estado es aquel que domina todo,lo que se haga dentro de este, ya que no podes ir en contra por que el estado tiene por asi decirlo "mano dura" con las personas que vayan en su contra y tengan otros ideales. Por eso dicen que el fascismo es muy riguroso y estricto con el tema de la educacion ya que al inculcar valores y principios morales las personas no seguiran otros ideales por ende no iran en contra del estado, para el autor la raiz de esto es el es que el fascismo es consecuencia del capitalismo ya que a esto se debe tanto salvajismo y Barbarie, ya que el autor dice que el pueblo se hace sentir ante antes los crimenes mas bajo pero cuando estos son de mayor magnitud todos callan

    Ante esto el pueblo se hace mas egoísta y solo busca el beneficio propio como causa del capitalismo que dejo la brutalidad, barbarie, violencia y salvajismo y hace que las personas hagan lo que sea para conseguir lo que quieren

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  6. LAURA SIERRA PAVAS C.C 1152445330 HISTORIA DEL SIGLO XX
    Siempre se ha atacado el fascismo, se le han dado acotaciones de indiferencia, de destrucción. En si el fascismo se trataba de discriminación, pero no se porque nos extrañamos y nos aterrorizamos de esto, si esta corriente se puede dar de muchas otras maneras.
    Desde los inicios del capitalismo, se ha atacado al ser humano, se ha adiestrado a cumplir parámetros que los poderosos quieren, porque es lo que les conviene. No depende de lo que pensemos, ya que estamos en este mundo para que nos digan que pensar y como actuar. Lastimosamente la cultura ha sido llevada de esta manera, se dan procesos de hibridación que lo que causan es que las culturas reinantes absorban las pequeñas, las más débiles.
    El fascismo refleja el autoritarismo, dejando claro siempre la dirección a seguir, los dueños del mundo se encargan de darnos directrices que solo nosotros podemos detener, pero estamos tan ciegos o tan cómodos que no se nos ocurre bajarnos de este tren que nos conduce cada vez más a la desigualdad, a la desesperanza, a la destrucción de algunos por simple discriminación.
    La sociedad esta desequilibrada, ya nada nos sorprende, nada nos toca, nada nos mueve, no sentimos compasión por los otros ni por nosotros mismos, ni que hablar de los pobres seres que no pueden comunicarse, de los animales, de las plantas, algo o alguien cada vez más nos está quitando el eje, ese “chip” que nos permite movilizarnos actuar y cambiar.
    Tal como dice el autor no es más que mirar hacia dentro, reconocer nuestras fallas y faltas, para el final descubrir que la cultura no está mal sino nosotros mismos.

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  7. MELISSA MONTOYA RUIZ CC 1152697442 Historia del siglo XX

    Como bien lo mencionan en la lectura, el fascismo es una consecuencia del capitalismo, un régimen que se sobrepone ante las necesidades, educando a la persona en el espíritu de sacrificio, es decir, sobreponer el interés del estado sobre la voluntad del individuo. Se conoce como un movimiento totalitario de extrema derecha; identificado más generalmente en Italia con Benito Mussolini en Alemania con Adolf Hitler y en la España de Franco.
    Todo lo generado a partir de este movimiento que puede considerarse un fenómeno nacido entreguerras, implicó un deterioro de la cultura en muchos ámbitos. Se buscaba manipular con el terror, ganando el silencio de las voces libertinas que gritaban en busca de ayuda.
    La cultura compone todos los rasgos característicos de una sociedad; aquello que define su historia y que ahora es base para la cotidianidad. De esta manera, la literatura siendo parte de la cultura, siente la necesidad de defender a lo que pertenece; de allí nace La Alianza Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, para que luego naciera La asociación de escritores antifascista.
    En el discurso de Bertolt Brecht, es admirable ver como ese salvajismo pretendía ser combatido con bondad; reflejando el anhelo de libertad, dignidad y justicia; confiando en la eficacia de dicha idea, siendo una estrategia para darle mayor papel a las virtudes.
    Las virtudes son propias de cada ser humano, por ello Bertolt Brecht se basa en la salvación del HOMBRE y luego vendrá por añadidura la salvación de la cultura; cuya necesidad de salvarse se centra entonces en el desarrollo de la cultura fascista.
    Aunque fue una época de terror, muchas de las ideologías actualmente reflejadas, tienen sus bases en mentalidades fascistas, de ésta manera el fascismo fue y será parte de la cultura mundial.

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  8. SARA MARÍA SOTO VANEGAS. CC 1026152496.
    El fascismo, como movimiento político que a través del poder del estado propone lograr la sumisión de las masas, implementando toda clase de medios para conseguir dicho objetivo, y al mencionar toda clase de medios me refiero a la violencia en contra de trabajadores, otras razas, otras culturas y hacia el pueblo en general; es un régimen que aparece en un periodo de guerras, momento en el que la población comparte sentimientos de miedo, dolor y sobretodo anhelos de defenderse, defender a los suyos y a sus bienes en cualquier escenario posible.
    En el campo cultural, los intelectuales entorno a la Mutualité proponen la defensa de la cultura; al tomar el fragmento del discurso que Bertolt Brecht presento en mencionado congreso, en el que incentiva a sus colegas escritores a no quedarse solo con las quejas, reclamos y percepciones en las letras plasmadas sobre el papel que componen sus textos sino a llegar hasta los hechos, hasta las acciones o por lo menos llegar a incentivar e inspirar lo suficiente a los lectores como para generar acciones contundentes de respuesta en la sociedad.
    La postura de Brecht es totalmente acertada, puesto que al enfrentarse a una problemática, y más de índole social, como primera medida se hace necesario buscar, estudiar y analizar las causas y raíces de dicho problema, para así posteriormente enfrentarlo desde la mejor posición. La posición de este intelectual es tan acertada, que es aplicable a la situación social que enfrenta nuestro país actualmente, puesto que todos nos quejamos constantemente de la violencia, inseguridad, pobreza, falta de educación y salud, solo por mencionar algunas de las problemáticas que se enfrentan diariamente, pero nisiquiera estamos dispuestos ni mucho menos emprendemos algún tipo de acción de respuesta que solucione o por lo menos mejore el problema, así esta sea tan solo una pequeña contribución.

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  9. LEONARDO JOSÉ DÍAZ CORDERO. - CC.1063298450

    El fascismo es un movimiento político que surgió luego de la primera guerra mundial como producto del modelo capitalista y algunos de sus excesos, y que ha sido criticado por muchos por el modelo que implantan en él.
    Para poder entender este movimiento hay que buscar, como dice el autor Bertolt Brecht, su raiz, su causa, cual es la serpiente que puso tal huevo, es decir, su origen, a partir de qué situaciones se implanta y quien fue aquel que empezó con este.

    "Entiendo por fascismo mucho más que un modelo político surgido en Italia, se ve como un fenómeno que llega a sobrepasar el espectro político, en sentido estricto , para constituir toda una estructura de represión y dominación que limita al individuo y lo encadena con ataduras que reposan en el interior de la estructura de carácter de los asociados y distorsionan su percepción de la realidad, al punto de permitir el afloramiento de sentimientos colectivos, movidos por la necesidad de un líder, que los salve de la supuesta hostilidad del mundo exterior” (Muñoz, 2009).

    El fascismo se basa en un Estado todopoderoso que dice encarnar el espíritu del pueblo. Un estado dominante, que establece o implanta una autoridad basada en la violencia y la represión.
    Sin embargo, desde un punto de vista individual, no se puede justificar ningún tipo de violencia por el simple hecho de querer hacer “justicia” o implantar la ley y disciplina que el fascismo promulga. En estos países donde se implantó, como Italia, se llegó a un punto en el que a las personas ya no les importaba o les parecía completamente normal las muertes, los asesinatos, las atrocidades que cometían con la población, y peor aún, se hacían los de la vista gorda en muchas ocasiones para no tener que pasar por lo mismo, pues era mejor no comentar y quedarse callados.
    Para terminar, y a modo de reflexión, no basta solo con saber qué pasa en el mundo, que sucedió ni por qué pasó, porque solo se logrará indignarse y no hacer nada más. Se tiene que ir más allá, ser solidarios, presentar fuerzas materiales e intelectuales para llevar a cabo una transformación.

    Bibliografía:
    Muñoz, D. E. (26 de octubre de 2009). Opinión Jurídica - UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN. Obtenido de http://www.scielo.org.co/pdf/ojum/v8n16/v8n16a05.pdf


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  10. Santiago Reyes Sánchez C.C. 1017199943
    El fascismo, como componente principal del texto, proviene del latín fascis, que significa unión, y el prefijo cismo que significa doctrina, entonces se puede interpretar como la unión del pueblo; sin embargo, para que un pueblo esté unido, según el texto, concuerda con ciertos referentes que cada persona tiene, la dignidad humana, la condición de libertad y la igualdad; estos términos hacen que el despotismo, que es una perspectiva que la gente ha observado en el fascismo (es decir, el líder es el déspota que quiere unir cierta cantidad de pueblos en un sistema, no el fascismo en sí) sea una característica que se puede evidenciar cuando el Estado actúa en contra de la libertad soberana del pueblo; por tanto, usufructuar la dignidad, libertad e igualdad es el Estado que reclama algo que no le pertenece, porque es de esencia humana, en otras palabras, hace parte de una cultura.
    Al usucapir esas características humanas, el fascismo cae en ese huerco por crear un totalitarismo (véase Hanna Arendt, el nacimiento del totalitarismo) y en consecuencia caer en manos de la democracia. Bertolt Brecht hizo bien al decir que no es atacar el fascismo, es ir directo a la raíz, es decir, el egoísmo humano en relación con la misma sociedad; porque salvar el hombre es salvar la misma cultura, sino lo único que se estaría haciendo es girar en el mismo réprobo.


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  11. Johana Marcela Herrera Maya CC 1128475727
    El estado es quien tiene importancia y el individuo sólo es útil en la medida que es rentable para el estado. El fascismo está reglamentado como estado totalitario, en donde supuestamente se tiene en cuenta la voz del individuo, pero este sólo tiene voz cuando habla bien del estado o de lo contrario será castigado por la fuerza, la violencia y la dominación. Lo que buscan con está dominación es que todo el pueblo o toda la sociedad tengan un mismo pensamiento y no se opongan contra el estado.

    La sociedad guarda silencio y por esta causa nace el sistema capitalista en donde una sola persona obtiene la riqueza; el sistema capitalista y el fascismo se asocian y reprimen más a la sociedad, van destruyendo la cultura, sólo buscan el beneficio propio. Como no somos capaces de dar nuestro punto de vista y no enfrentamos nuestra problemática, nos quedamos quejando de todos esos inconvenientes y no estamos a dispuestos a ayudar a la solución de estos.

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  12. Julián David Gómez Cárdenas . C.c 1098671413
    El fascismo ha estado íntimamente ligado a la extrema de derecha, siendo sus principales características la exaltación de nación frente a la de individuo o clase, se suprime en toda medida el pluralismo, configurando en su objetivo la unificación del Estado en un partido único y dominante, además de la absurda y ridícula idolatría hacia un líder visto como salvador facultado para pensar por la mayoría.
    En el Diccionario de política de Norberto Bobbio y otros, se define: “El fascismo es un sistema político que trata de llevar a cabo un encuadramiento unitario de una sociedad en crisis dentro de una dimensión dinámica y trágica promoviendo la movilización de masas por medio de la identificación de las reivindicaciones sociales con las reivindicaciones nacionales”
    Los Estados fascistas tienen en común que han surgido en momentos críticos de las economías, así mismo como en inestabilidades políticas y problemas de orden público. El aspecto de movilización de masas a través de maquinaria propagandística a gran escala mediante la búsqueda de la identificación reivindicatoria es un proceso que a menudo se observa en las mal llamadas democracias del siglo XXI como la nuestra. La llegada de personajes funestos al poder en muchas de las mal llamadas democracias latinoamericanas, con sus temibles y punzantes preceptos fundados en la seguridad nacional, han dejado la huella de la constante estigmatización frente al que piensa y actúa diferente.
    La amenaza de la libertad de pensar diferente, no solo hace mella en el individualismo, la autonomía y la idea kantiana de que el hombre, y en general todo ser racional, existe como fin en sí mismo (no sólo como medio para usos cualesquiera de esta o aquella voluntad) sino también en gran medida, como pensaba el señor Bertolt Brecht en el desarrollo cultural y social de una nación porque el fascismo castiga a la creatividad, subyuga el espíritu y depura violentamente la racionalidad y la crítica. Llegar a éste punto es dar paso a barbaries como el exterminio racial visto en la II Guerra Mundial, la serie de secuestros y asesinatos vividos en la Argentina dictatorial a mediados de los años 70 y principios de los 80 conocido como la noche de los lápices, el asesinato sistemático de artistas y estudiantes en el antiguo estadio Chile y represiones posteriores sucedidas durante la dictadura Pinochet en Chile y como caso más cercano el flagelo de los falsos positivos y la persecución ideológica vivida en nuestro país durante el gobierno del señor Uribe Vélez.
    El fascismo en nuestra época se disfraza de democracia, seguridad nacional, políticas antiterroristas y un sinfín de términos que si nos detenemos un poco en analizar, resultan siendo herramientas que apuntan a la subyugación de vastas comunidades con el objetivo de ejercer control a través del terror y la estigmatización.
    Ahora cuando la cosa no funciona por la fuerza, entonces se procura utilizar lo que Noam Chomsky define como Manipulación mediática, que en sus palabras se configura de la siguiente forma:
    “En un Estado totalitario no importa lo que la gente piensa, puesto que el gobierno puede controlarla por la fuerza empleando porras. Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, uno tiene que controlar lo que la gente piensa, y el medio típico para hacerlo es mediante la propaganda (manufactura del consenso, creación de ilusiones necesarias), marginalizando al público en general o reduciéndolo a alguna forma de apatía”
    En sociedades como la nuestra, el proceso de idiotización, control y dominio social en su mayoría se da a través de un hecho más sencillo y democratizado, en donde el alimento de cada día es pan y circo; produciendo un efecto embriagador a nuestra singular nación.

    Fuentes:
    -Poulantzas, N. A. (2005). Fascismo y dictadura: la tercera internacional frente al fascismo. Siglo XXI.
    -http://es.wikipedia.org/wiki/Fascismo#cite_note-12
    -Norberto Bobbio y otros: Diccionario de política. México: Siglo XXI Editores (décima edición en español), 1997

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  13. David Pérez Jaramillo, C.C. 1152454323

    El fascismo es como la cara violenta del capitalismo, pero yo hablaría más del totalitarismo sea del tipo que sea que permite la explotación del hombre por el hombre, da igual que se disfrace o etiquete de derecha o de izquierda, hay que salvar al hombre, por supuesto y hay que salvar la capacidad de este de empatizar con el resto y de entender el mundo para evitar que otros se lo vayan quedando.

    Fuente:http://www.cuestionatelotodo.blogspot.com

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